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viernes, 31 de julio de 2009

Libertad


Portada del segundo libro de los hermanos Ruston...

Saga hermano Ruston

Libro 2: Libertad

Prólogo

Lorgan maldijo por lo bajo cuando el dolor volvió a invadirlo. Trató de mantenerse en pie para al menos conservar en algo la dignidad. El ardiente dolor volvió a lacerarlo dejándolo al borde de la locura, sin embargo, prefirió morderse la lengua y tragarse la sangre antes que reconocer que ya no podía más.

De pronto el dolor lo abandonó con la misma rapidez con que había comenzado, por lo cual no pudo evitar dejar escapar un suspiro bastante prolongado.

Así había estado siendo desde el momento en que Lucy había muerto por sus propias manos, pero aquello nadie lo sabía, ni siquiera su maestro, a pesar de que lo seguía castigando por aquel hecho.

De pie en medio de la gran sala en ruinas observó cómo el portal titilaba con un espectral brillo azul, por lo cual esperó paciente a que aquella amenazante voz le hablara, pero nunca llegaron las palabras que estaba esperando, señal de que era hora de que se marchara de su presencia.

Estaba a punto de salir de aquella fría sala cuando tuvo que pararse en seco.

—Lorgan —lo llamó el más oscuro de todos ellos.

—¿Si? —preguntó con voz servicial. Odiaba ese jueguito, él no había nacido para estar al servicio de nadie. Odiaba recibir órdenes directos. Era en estos momentos en que se maldecía por haber acabado con la vida del incordio de Lucy. Cuando había estado viva, aquel espectro de mago gastaba sus atenciones en ella; ahora que ya no estaba había tenido que buscar un sustituto, y quién mejor que él; sin embargo, no confiaba plenamente en su persona y seguía castigándolo por la muerte de su preciada joya, porque a pesar de que no tuviera pruebas para acusarlo, al más antiguo rara vez se le escapaba algo.

Lorgan sonrió ante el pensamiento. Sabía que estaba jugando con fuego, pero adoraba las luchas de poderes y esta situación era una de ellas. El señor de todos necesitaba a alguien que llevara a cabo su voluntad, ya que en las condiciones en que se encontraba estaba incapacitado para moverse entre los mortales, por lo cual, a pesar de todo su poder estaba sumamente limitado, era ahí en donde él entraba. Contando con el respaldo de la Gran Fuente podía ganar mucha más influencia y más poder, pero para eso tendría que jugar al plebeyo fiel por cierta cantidad de tiempo.

—Supongo que no debo repetirte lo qué debes hacer —le escupió la voz.

Lorgan contó hasta diez antes de contestar.

—Claro. Quiere a los Ruston muertos antes que el invierno acabe y yo creo que puede haber alguien que se interese por el caso —habló con su habitual tono despreocupado.

—Espero que no falles, Lorgan. Ya sabes lo que le pasa a los que me fallan —lo amenazó ante lo cual no pudo evitar quedarse callado.

—Se lo trasmitiré a los peones fieles que tengo en mente para esta misión —le dijo antes de girarse.

—Lorgan —lo volvió a llamar para su pesar.

—¿Qué? —le preguntó comenzando a perder la paciencia.

—Sé que estás pensando que eres intocable por ser el mejor vasallo que tengo en estos momentos, pero supongo que no es necesario recordarte que rara vez me preocupo por conservar a mis brazos derechos por mucho tiempo.

Claro, él lo sabía mejor que nadie, después de todo tenía el ejemplo en su propia familia, pero él era mucho más inteligente y mucho más poderoso para saber cómo jugar sus cartas.

—Claro, señor, nunca lo he olvidado —le contestó con su mejor tono de humildad, acompañado de una sutil reverencia.

Se enderezó y se giró para salir de la sala. Una vez fuera observó al sujeto que se escondía entre las sombras.

—Bien, sal de ahí, Marcus —le ordenó a la oscura figura.

—Señor, a sus órdenes —le contestó el alto hombre de una espesa cabellera oscura—. Mi lealtad está con usted —agregó solemnemente, por lo cual Lorgan sonrió.

—Oh… Marcus —habló comenzando a andar y procurando que el aludido lo siguiera de cerca—. Estoy conciente que te sientes en deuda conmigo, sin embargo, deberías tener en cuenta que aquello te puede jugar en contra.

—No lo entiendo.

—Marcus, Marcus, debes estar conciente que para mí no existe la palabra lealtad, por lo tanto, no dudaré en venderte si con eso salvo mi pellejo —le dijo como si estuviesen hablando del clima.

—Lo sé, Lorgan —le contestó Marcus, bajando la voz hasta un susurro—. Pero no me importa. Si así tiene que ser, así será —le indicó con una aceptación que lo irritó.

—Por favor, tu servicialidad es extrema —le habló, moviendo las manos como si estuviese espantando una molesta mosca—. Como sea, ya sabes lo que quiero así que ponte a trabajar. Quiero a los hermanos completamente separados, así que contacta a tus hombres de confianza para hacerte cargo del asunto.

La enorme figura desapareció de su lado, mimetizándose con la oscuridad reinante. Él, por su parte, continuó su camino a su alejada habitación.


1 comentario:

13gathita31 dijo...

La historia de mi Alexion!!!!!!
estoy muy ansiosa por saber que pasara. :P
Cielos con solo ver esa portada se me cae la baba.
Soy tu Fan numero 1 de esta historia!! jeje