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domingo, 2 de agosto de 2009

Libertad: capi 2, 2º parte y final

Me siento pésimo... soy a la única que el foro no le va. así que está claro que es problema de mi pc... quiero llorar.. chicas comentenme aquí y súbanme el ánimo. Última parte del capi dos.



Alexion se sentó deliberadamente en una de las mesas que quedaba cerca de la que ocupaba su cuñada y sus amigas, e impulsado por un complejo enredo de sentimientos se sentó en el asiento que daba justo al frente hacia donde estaba la pequeña amiga de Nicky, Meredith.

Recorrió su rostro hasta fijar sus grises ojos en los extrañamente purpúreos de ella y la observó descaradamente, grabando cada uno de sus delicados y exquisitos rasgos. Poseía una belleza que rayaba en lo celestial. La primera vez que la había visto se había quedado mudo por la sorpresa y la admiración, sin embargo, lo que más lo había impresionado era el inusual color de sus almendrados ojos, eran de un azul que limitaba con tonalidades del púrpura haciéndolos únicos, jamás había visto ni había oído que existiera un color así, de hecho había pensado que se trataban de lentes de contacto, pero al preguntárselo ella le había contestado con pesar que eran herencia materna.

Ella lo fulminó con la mirada, cosa que lo hizo sonreír. Meredith lo entretenía y le agradaba de sobremanera. Aquella vez que la había conocido, se había quedado deslumbrado no sólo por su belleza, sino también por su inteligencia y su extraña madurez. Había disfrutado de su relajada charla cuando la había tenido que ir a dejar a su casa, porque su hermano se había raptado a Nicole, y con pasar se había despedido de ella, comportándose como todo un caballero.

Volvió a sonreír recordando aquella noche. Él había aparcado a los pies de un elegante y caro edificio de Las Condes, barrio exclusivo de Santiago, y había hecho el intento por conseguir al menos la simpatía de ella que se había demostrado desde el principio demasiado distante y cautelosa para su salud mental y para su orgullo masculino; pero con su delirante calma se había despedido con un simple “hasta luego” y se había bajado del ostentoso Lamborghini de Rasmus y había desaparecido al interior del edificio, sin antes darle una última mirada que desvió rápidamente en un intento de ocultar su tímido interés, aquel gesto lo había cautivado hasta el punto de no habérsela podido sacar de la cabeza.

Se pasó la mano por la barbilla y desvió su atención de Mere para fijarla en la para nada interesante Daniela que parloteaba y parloteaba con su agudo tono de voz que después de un tiempo comenzaba a causar estragos en el oído humano. Dios, realmente tenía cero gusto para las mujeres, Dany era extremadamente hermosa, pero sin una pizca de inteligencia y mucho menos de sensibilidad, para ella y sus pares sólo existía su persona y todo lo que pudiera haber aparte de ella no merecía su atención.

—Gordito, creo que pediré la ensalada hipocalórica. Estoy demasiado gorda para arriesgarme con otra cosa —le dijo. Ahí iba de nuevo: decir que estaba gorda para conseguir un elogio por parte de su acompañante, pero él, al menos, ya se había aburrido de ese juego.

—Tal vez tengas razón —le contestó quedamente, volviendo a centrar su atención en Meredith que picoteaba distraídamente su plato, mientras contestaba con su habitual calma a sus amigas que reían y bromeaban sin parar. Era delicadamente hermosa, con su fino y pálido rostro, sus mejillas sonrosadas, su cabello negro y con corte a la moda, sus rojos y seductores labios, pero, por sobre todo, sus inusuales ojos, ojos hechos para hechizar y cautivar—. Pide lo que quieras. A mí me da igual —agregó, volviendo a fijar su atención en una indignada Daniela.

Ella se giró y guió su mirada en la misma dirección hacia donde él había estado observando y frunció el ceño, disgustada.

—Supongo que estarás mirando a tu linda cuñadita y no a sus amigas, Alex —le soltó girándose para increparlo. Aquello lo molestó, ya era malo tener que llevarla a comer, pero una escenita de celo sobre pasaba todos los límites de la tolerancia.

—¿Y si lo hago qué, Daniela? ¿Te lanzaras al suelo y harás un numerito? Por favor, no soy de tu propiedad —le contestó, mientras llamaba al camarero—. ¿Quieres la ensalada? —le preguntó, dando por terminado cualquier intento de pataleta.

Ella bufó y asintió. Alexion la observó y se dio cuenta de que se mordía la lengua para no contestarle. Lo más inteligente que había hecho desde que la había conocido.

Minutos más tarde llegó el mesero con sus pedidos. En el mismo silencio en que se habían sumido comenzaron a comer. Alexion se sentía sumamente fuera de lugar, quería levantarse y dejar literalmente tirada a Daniela y unirse a la alegre mesa de su cuñada.

Suspiró y volvió a centrar su atención en Meredith. Dios, realmente era una hechicera. Observó a Daniela que lo miraba con una ceja alzada y con cara de fastidio y comprendió que debía cortar con ella todo tipo de juego.

—Lo más sano para nosotros dos sería que los jueguitos se acabaran, Dani —le dijo directamente y antes de que ella pudiera replicar algo se adelantó, ignorando la palidez y el disgusto de su demasiado perfecto rostro—. Nuestro noviazgo se acabó hace más de un año, y no me vengas con que quieres seguir siendo mi amiga, no podría funcionar jamás —agregó, mirándola directamente a los ojos.

Vio que ella se giraba bruscamente para observar a una distraída Mere que jugueteaba con el anillo de compromiso de Nicky, haciéndolo girar lentamente y sonriendo con una dulzura que logró que se olvidara momentáneamente de con quién estaba y de qué estaba hablando, hasta que Daniela lo devolvió a al realidad con un fuerte golpe en la mesa, causando que todos los presente se giraran para observarlos.

—Es inconcebible, Alexion. Me traes a almorzar al mismo lugar en que traes a la perra esa —gritó, levantándose y apuntando a la mesa en donde se encontraba su cuñada y sus dos amigas que se quedaron heladas ante la explosión de la malcriada mujer que tenía adelante—. Y más encima te atreves a cortar conmigo mientras no le quitas ojos de encima a tu nuevo juguete, eres lo peor, Alexion Ruston. Jamás debí haberme enamorado de ti —agregó comenzando a sollozar y dejándolo a él momentáneamente perplejo. ¿De qué iba todo eso? Al parecer la había subestimado de sobremanera.

—Espera, ¿estás segura de que estamos en la misma sintonía? Además ese vocabulario, Daniela. A tu madre le daría un infarto —le contestó tratando de desviar el centro de atención, porque después de que Daniela soltara la sarta de barbaridades, el resto de los clientes se había girado para observar a una atónita y para nada contenta Meredith—. Quieres bajar la voz y dejar de apuntar a mi cuñada y a sus amigas que no tienen vela en este entierro —agregó, logrando su objetivo: el centro de atención lo pasó a ocupar una cada vez más furiosa Daniela.

—¿Cómo te atreves? No le has despegado la vista a esa mujer y me dices que me calmes, además de que quieres cortar conmigo —trató de defenderse.

Él suspiró sintiéndose cansado. De pronto sus veinticinco años le pesaron más que nunca. ¿En qué momento había perdido el rumbo? Gustavo tenía razón, debería ser más selectivo.

—Bien. Lo primero es que bajes el tono. Lo segundo es que te sientes y dejes de hacer escándalo —le dijo dejando el tenedor sobre el plato y mirándola a los ojos. Se sentía frustrado y comenzaba a ponerse furioso. Supo que su mirada lo dijo todo, porque Daniela se sentó, pero lejos de callarse continuó con su escenita que no tenía cabida ni mucho menos motivos—. Ya para, Daniela. Esto ya está completamente fuera de lugar. No me obligues a ser desagradable. Así que lo mejor será que te calles o te levantes y me dejes en paz —le espetó con una voz queda, pero llena de amenaza.

Daniela lo miró y lo fulminó con la mirada. Estaba seguro que lo estaba despellejando en su mente. De pronto se levantó abruptamente haciendo un gran estrépito, lo que dejó al restorán en pleno en silencio fijándose en ellos. Lanzó la servilleta con fuerza sobre el plato y tomó su cartera.

—Eres lo último, Alexion Ruston. Y tú —gritó girándose en dirección de Meredith que la miró con su usual fría calma y con una ceja levantada—. No creas que el se fijaría en alguien tan poca cosa como tú —la enfrentó y por un momento Alexion creyó que Mere se levantaría y le plantaría una fuerte cachetada. El malestar se le notaba en la cara, sin embargo, se controló de una forma espectacular y luego le sonrió a la loca de Daniela.

—Lo que digas —le contestó suavemente—. Supongo entonces que no deberías temer en que él estuviera interesado en mí, después de todo soy poca cosa —agregó para ignorarla completamente y volver a la conversación con sus amigas.

Daniela se giró para mirarlo a él con todo el odio del mundo antes de salir con paso digno del local, dejándolo descolocado y sorprendido. ¿Qué había hecho para que reaccionara así e increpara a Meredith de esa forma? ¿Se había perdido de algo?

Observó alrededor y vio que todos o miraban con disimulo. ¿Qué diablos?

—Alex, ¿a dónde te buscas a esos modelitos? —la voz de Nicole viajó a sus oídos. Levantó su mirada y se encontró de lleno con los purpúreos ojos de Meredith.

Se encogió de hombros en señal de toda respuesta. Notó que ellas estaban prontas a irse, de hecho el camarero les estaba entregando la cuenta. Aprovechó aquello para pedir la suya.

—Recuérdame enderezar mi camino y no le digas nada de esto a Rasmus o sino me golpeará por exponerlas a la furia de una mujer herida —contestó quedamente—. Aunque aún me estoy preguntando qué fue lo que dije para que reaccionara así —se sinceró.

Oyó un bufido de molestia y supo sin necesidad de mirarla que provenía de Meredith. El camarero llegó con su cuenta. Le entregó el dinero y se levantó al tiempo que lo hacía Nicole y sus amigas.

—Seguro le dijiste algo. Ustedes los hombres tienen cero sensibilidad —bromeó su cuñada—. Pero hay que reconocer algo. Tiene un temperamento de los mil demonios, y es una desubicada de primera —agregó, abriéndose paso hacia la salida.

Los cuatros se hallaron en la vacía calle. Nicole apoyó una de sus femeninas manos en su hombro y le sonrió.

—Espero que endereces tu camino, Alex. Por el bien de todos nosotros —le dijo sonriéndole como sólo ella sabía hacerlo. De pronto se sintió avergonzado. Suspiró.

—Realmente lo siento —se disculpó sintiéndose responsable.

Nicole se dio cuenta porque se largó a reír.

—Pues yo te perdono, pero Mere se llevó la peor parte —le contestó y lo besó en la mejilla—. Me despido, debo volver al trabajo y ya estoy justa en la hora —agregó, mientras besaba a sus amigas.

La rubia se largó a reír mientras imitaba a su amiga y se despedía.

—Vas a tener que aprender a elegir mejor, Alex —le dijo antes de besar su mejilla—. Espérame Nicky, me voy contigo —agregó mientras tomaba a Mere y la besaba en la cara con efusividad.

En tan solo unos segundos se quedaron solos, mirándose. Ella rompió el hielo.

—Bien, yo también me voy —le dijo y él reaccionó.

No quería que se fuera. Todavía no se disculpaba. Seguro estaba pensando que era un idiota, y a él le aterraba que ella pensara mal de su persona. Sin darse cuenta la tomó del brazo reteniéndola. Ella lo miró sorprendida.

—Lo siento —le dijo—. De verdad no sé qué fue lo que pasó, de todas formas no tenía derecho a tratarte así. De verdad perdóname, no deberías haberte visto envuelta —se sinceró, dándose cuenta lo mucho que esperaba que ella lo disculpara.

Mere lo observó con la calma que la caracterizaba y no se dio cuenta de lo tenso que estaba hasta que ella le sonrió sinceramente. Su cuerpo se relajó y él soltó el aire que había estado reteniendo sin haberse dado cuenta.

—El que nada hace, nada teme. Yo no he hecho nada, así que no me doy por aludida. Así que tranquilo, pero yo que tú buscaría mejor junta —le contestó, soltándose sutilmente de su agarre, provocando que se sintiera vacío.

—Lo tendré en cuenta —le habló comenzando a caminar al lado suyo—. ¿Te llevo? —le preguntó abruptamente, sintiéndose nervioso y ansioso por su respuesta.

Ella se rió, pero lejos de ser el sonido hueco de las mujeres con que solía salir, este fue lleno de una calidez y sencillez que provocó querer que ella sonriera siempre.

—No quiero ser una molestia —le respondió parándose para mirarlo.

Todo a su alrededor se detuvo, existiendo sólo ellos dos. Sin darse cuenta llevó su mano al rostro de ella y acarició su suave mejilla, regodeándose con la sutileza de su blanca piel.

—Tú jamás podrías ser una molestia —le contestó y notó que ella abría los ojos por la sorpresa, para luego desviar su mirada y desprenderse de su toque.

—Puedo ir sola, no te preocupes —murmuró, retomando la marcha, pero con paso más acelerado.

Alexion se adelantó y la paró. Ella se detuvo, pero no lo volvió a mirar a los ojos.

—¿Dije algo mal? —le preguntó levantando su barbilla. Se encontró con sus purpúreos ojos oscurecidos por algo que no logró definir. Aquello le molestó, un sentimiento de posesión se apoderó de él. No quería saber ni sentir de que ella pudiese sentirse herida por algo—. Mere, ¿dije algo que te molestó? —volvió a preguntar. Ella negó con la cabeza—. Entonces no te molestará que te lleve a casa, ¿verdad?

Vio que Meredith volvía a hacer el intento de agachar el rostro, pero él se lo impidió.

—Está bien —murmuró ella y él sintió alivio.

—Dilo más alto y más alegre —le pidió tomando su rostro entre sus dos manos. Ella sonrió tímidamente y sus mejillas se sonrojaron haciéndola ver más encantadora de lo que de por sí era.

—Espero que tengas tu coche cerca, porque no tengo ganas de caminar —le contestó, recuperando su buen humor.

Él le sonrió y acarició su piel antes de soltarla de su agarre.

—Está en el estacionamiento aquí en la esquina. Espero que no sea mucho, su majestad —bromeó, colocándose al lado de ella y dirigiéndose hacia el lugar en que había estacionado su automóvil y sintiéndose de pronto, más feliz que nunca.

7 comentarios:

Mary dijo...

me encanto el capi ^^

espero publiques más, pronto....mis escritoras favoritas me tienen penando T-T

besos

13gathita31 dijo...

hahaha cuando me avisaron me vine corriendo xD
cielos maldita dani :@
me alegro que se fuera, ya que ya hiba por ella yo !! :@
hah y alex le importa mucho lo que mere piense haha cada vez me enamoro mas de él.♥
ya quiero ver que pasa!! wi!!
me encanto la segunda partel de capitu 2 ;)

bye
xxx

Paulys dijo...

me encanto el capitulo
alex es un amor cuando quiere serlo, y un dulce con mere :)
y esa loca de patio de daniela ahh menos mal que la dejo jeje
besitos Fi

Citu dijo...

Buen capitulo.Me gusto que por fin Alexion terminara con Daniela.Que se comporto con una chica malcriada y vulgar hacer semejante escena

Adore la actitud de Alexion con Mere.

Ade dijo...

Pensé que esa estúpida no se iba a largar nunca ¡qué pesada!.

Eso de que Alex no pudiese quitarle la vista de encima a Mere me encantó.

Estos días echaré de menos tus historias, sniff.

Yoli dijo...

Fi jefesita tu con blog y yo ni enterada, T_T que desinformada me tienen ¬¬

que ridicula y malcriada es Daniela, mira que armar semejante escena para quedar ella como la victima ¬¬

Tan linda la actitud de Alex con Mere ^^
esperando más!!

Lago en el Cielo dijo...

Yoli,no fue culpa mía, ayer fue un día de locos, no estuve en mi caa en todo el día... y esta cosa la hice recioén el sábado en la madrugada, así que está recién inagurado....


Chicas, gracias por sus comentarios, no pude subirlo al foro el domingo por q no me andaba... q frustrante era la única exiliada, ya iba a lanzar mi computadora por la ventana XD...




bueno, eso... pronto más...
besitos...
ahora me voy a ver el foro del exilio